En el complejo escenario de los sistemas alimentarios globales surgen las dietas sostenibles como soluciones que aportan beneficios multidimensionales y pretenden abordar principalmente el impacto ambiental en nuestro planeta, pero promueven también la diversificación de la dieta, las recomendaciones nutricionales y la salud a largo plazo, la seguridad alimentaria, la accesibilidad económica, y la preservación de la cultura y los métodos tradicionales de producción agrícola.

 

Uno de los modelos dietéticos más ricos y biodiversos del mundo puede ser también una palanca que ejemplifica una dieta sostenible: la dieta mediterránea. Con el uso de productos locales y de temporada, no solo es interesante por la amplia oferta de su diversidad nutricional y gastronómica, sino que también aporta beneficios en el medio ambiente (revalorización de la biodiversidad y reducción de la presión en los sistemas naturales), en la economía, la sociedad y cultura (beneficios locales con desarrollo territorial y reducción de pobreza rural, recuperación de la identidad y valor cultural) y en la salud (prevención de enfermedades crónicas y reducción de costes sanitarios). Esto se amplía incluso más si entendemos la dieta mediterránea como parte de un estilo de vida en el que la actividad física y el transporte activo tienen un gran papel. Sin embargo, las estadísticas muestran un preocupante descenso en el seguimiento de este modelo dietético en los países de la región mediterránea, probablemente debido a la homogenización de los estilos de vida y la globalización.

 

Organismos internacionales y sociedades científicas han empezado a hacer cuenta de las evidencias que apoyan las dietas sostenibles. Una de las prioridades a nivel global y de los primeros Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) es asegurar la alimentación de una población mundial en crecimiento, acabando con el hambre y la desnutrición, siendo en teoría uno de los retos más fácilmente evitables, pero aun insatisfecho. 

 

¿Cuáles serían los mayores desafíos para el establecimiento de las dietas sostenibles?  Se requiere un cambio de paradigma, y para transformar los sistemas alimentarios son necesarios abordajes trasversales y multidisciplinares que garanticen la participación de toda la sociedad incluyendo la política, la Academia, la industria, el consumidor y las comunidades locales con el respeto de sus territorios. También hacen falta abordajes cada vez más globales ya que los sistemas alimentarios en el mundo se encuentran interconectados. Se necesita también conocer más acerca de distintos ejemplos de modelos dietéticos en su conjunto (en lugar de sus nutrientes o alimentos por separado), y evaluar entonces como conseguir que las dietas sean más sostenibles en cada escenario y país, involucrando al consumidor de a pie, influyendo en sus elecciones y satisfaciendo sus impulsos respecto a la comida.

 

Cambiar las formas de producir, suministrar y consumir alimentos es una tarea que requiere el compromiso de muchos actores, pero podría mejorar la seguridad alimentaria global, la resiliencia en situaciones de emergencia (ejemplificada con la reciente pandemia COVID19), la sostenibilidad ambiental y el estado de salud de las poblaciones presentes y futuras.